Ni tan siquiera se su nombre, aunque siempre la llamaré Julia, porque nuestra aventura sucedió en el séptimo mes del año. Recuerdo su olor, su ropa interior púrpura y esos ojos de gata que encendieron el Altar de los Holocaustos.
Un ascensor averiado, el calor del verano, el sudor de la angustia claustrofóbica y un hombre y una mujer que cruzaron media hora de sus respectivos destinos.
Una mirada sugerente, una mano atrevida, un beso robado, una caricia furtiva, dos tórridos cuerpos y un solo deseo compartido por los dos.
Pasión, delirio, arrebato, lujuria, deseo y mucha carga erótica convirtieron el viejo camarín de madera del ascensor en el edén de dos amantes entregados.
Abrumados de tanto placer y ebrios de sensaciones placenteras, nuestros cuerpos se amalgamaron, como estaño y plata en fundición, en una única figura amatoria.
Solamente fue media hora, solamente fue una pequeña eternidad. Entre nosotros ni tan siquiera una palabra de despedida...
Un ascensor averiado, el calor del verano, el sudor de la angustia claustrofóbica y un hombre y una mujer que cruzaron media hora de sus respectivos destinos.
Una mirada sugerente, una mano atrevida, un beso robado, una caricia furtiva, dos tórridos cuerpos y un solo deseo compartido por los dos.
Pasión, delirio, arrebato, lujuria, deseo y mucha carga erótica convirtieron el viejo camarín de madera del ascensor en el edén de dos amantes entregados.
Abrumados de tanto placer y ebrios de sensaciones placenteras, nuestros cuerpos se amalgamaron, como estaño y plata en fundición, en una única figura amatoria.
Solamente fue media hora, solamente fue una pequeña eternidad. Entre nosotros ni tan siquiera una palabra de despedida...
Guau!!!!
ResponderEliminarQue erotico. Me encanta.
Alexia G.
Muchas gracias Alexia.
ResponderEliminarUn placer verte de nuevo por aquí...
Besos
Muy bueno!!! Felicitaciones.
ResponderEliminarUn beso
Gris
Gracias Gris.
ResponderEliminarUn beso